Por: Melina Abache y Etxenara Mendicoa
François-Paul Journe es un hombre muy serio, con un carácter frugal, de sonrisa difícil. Probablemente tímido. Fue un niño difícil, rebelde, y a los 14 años lo inscribieron en la escuela técnica local, única opción para aquellos que no veían futuro en las academias. De allí a París, a la escuela de relojería a aprender el oficio, y de allí el mundo entero porque François-Paul encontró la veta de inspiración que lo transformó de inconforme a superhéroe. Tan sólo en 1977, cuando estaba aprendiendo de restauración, ya se había propuesto hacer su primer reloj tourbillon de bolsillo. Como no tenía dinero para comprar las partes del mecanismo, se propuso hacerlo él mismo y le tomó 5 años lograrlo con el nivel de perfección y complejidad que él tenía en mente. Desde 1999 abrió su propia manufactura de relojes bajo el lema “Invencit et fencit” que significa “lo inventó y lo hizo”, porque su filosofía es construir por cuenta propia las 800 piezas de alta relojería que hace al año. Por eso también es dueño de su propia fábrica de cajas y su propia producción de diales, produce todos y cada uno de sus movimientos. Es el único relojero en ganar tres veces el Águila de Oro del Gran Premio de Relojería de Ginebra, es el autor de uno de los relojes más complicados del mundo y también es suyo el reloj de muñeca independiente más costoso de la historia (en la subasta Only Watch de 2017, aproximadamente 1.143.000 dólares). En 2019 cumple 30 años de labor con su marca homónima y decidió celebrarlo con un reloj aparentemente sencillo, el Tourbillon Historique: una réplica casi exacta de ese reloj que comenzó a hacer desde cero en 1977.
Pocket watch (1987)
Este fue el sexto reloj que Journe hizo al comenzar su carrera. Un reloj de bolsillo astronómico con planetario en oro 18k, una pieza única, que le fue encargada por un coleccionista de objetos científicos.
Sonnerie Souveraine (2005)
Cuando Journe quería hacer este guardatiempo su objetivo era producir el mejor repetidor de minutos posible. La debilidad inherente en la mayoría de los repetidores de minutos es la fragilidad mecánica y el sonido. Así que producir uno que se pueda usar y operar es un gran hito, aún mas que haya combinado ambos sistemas en una majestuosamente.
Centigraphe Souveraine (2007)
Journe desarrolló su propia versión del cronógrafo tradicional: el Centigraphe es un cronógrafo que mide hasta la centésima de segundo; y este sistema se encuentra separado del que indica el tiempo. Para 2007, año en que salió al mercado eso era una hazaña para un reloj mecánico.
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