El vigía del legado de Cartier
Ser atemporal es ir más allá del tiempo, es evolucionar para seguir perfeccionando. Si hay una manufactura que ha sabido lograr esta cualidad es Cartier, una de las marcas con mayor tradición de la industria. El ángel guardián de este patrimonio es Pierre Rainero, el director de imagen de la casa francesa.
Este año han recuperado Santos. ¿Cómo se ha planteado esa recuperación? ¿Qué es lo que se mantiene? ¿Dónde están las novedades?
Siempre es un reto trabajar en un objeto como ese porque es icónico, no solo para nosotros, probablemente para todo el mundo de los productores de relojes. Fue el primero diseñado para ser un reloj de pulsera. Es el ancestro de ese tipo de guardatiempos.
Santos ha tenido diferentes versiones desde el siglo XX, pero dos han sido las principales. El primero fue el día de su nacimiento y el segundo renacimiento fue en 1978 cuando, por primera vez, se usó un brazalete de metal con bastante éxito para Cartier. Por eso, trabajamos de una forma diferente a lo que lo hicimos en 2004. Arreglamos las proporciones del dial para hacerlo más abierto, y trabajamos en el bisel dándole la misma forma de la caja, algo más útil estéticamente. Esa son las principales diferencias.
Cartier tiene varias colecciones míticas, como Santos o Panthére, entre otras muchas. ¿Cree que algunas de las nuevas colecciones lanzadas en los últimos años pueden llegar a entrar en ese grupo de modelos míticos en 40 0 50 años?
Es muy difícil decirlo porque el aspecto mítico o icónico no lo decide Cartier, son las personas quienes deciden. Nunca lo sabemos. Tenemos estas categorías básicas que, por supuesto, son diferentes. Pero también lo han sido por mucho tiempo, por eso no sabemos si pasará con Clé, con Drive o con Ballon Blue.
Háblame un poco de la exposición de Santos en Londres que ha tenido como curador a Norman Foster. ¿En qué ha consistido?
Todo comenzó con una carta del Museo de Diseño de Londres. El museo quería presentar a Santos ya que consideran que fue muy importante a principios del siglo XX en el mundo del diseño en general.
Comenzamos a hablar de hacer de la idea una exhibición, quizás con la visión de potentes diseñadores o potente arquitecturas para estudiar desde el punto de vista de Cartier. Propuso a Norman Foster como curador y Foster aceptó inmediatamente porque es apasionado de la aviación, conocía perfectamente la historia de Santos Dumont y Louis Cartier y quería capitalizar su conocimiento.
¿Sería Cartier muy distinta si no fuese parisina?
Yo creo que no existiría. Cartier está muy ligada a la visión parisina; es parte de nuestra identidad. Hay además distintos aspectos de la cultura francesa en la marca sobre la forma de mirar al mundo, al menos en el París del siglo XVIII, basados en la idea de que la cultura es solo enriquecida por un impulso de afuera. Yo pienso que la cultura solo enriquece cuando es abierta, algo muy importante para Cartier por la manera en como miramos la cultura. Consideramos que todas las diferentes culturas son importantes, y más en el mundo de la joyería, influenciada de muchas y diferentes culturas.