Por: Cecilia Avilés
Una exquisita forma de conocer el mundo es a través de los sabores, los ingredientes y los aromas autóctonos de su cocina. La gastronomía, en gran parte, habla de cómo es un país, refiere cuáles son sus riquezas y sus particularidades, y, de forma tangible, exhibe su historia. Bajo esa premisa de fidelidad a lo tradicional, hace 28 años el chef peruano Daniel Manrique, se lanzó a la aventura de crear un restaurante que respetara ese claro concepto. Lo llamó Segundo Muelle, y tiempo después lo volvió una gran franquicia.
A la fecha, este espacio internacionalmente conocido tiene sedes en países como España, Portugal, Panamá, Perú, por supuesto, y en Venezuela; específicamente en Caracas, en lo más alto de Altamira. Pero, ¿qué ofrece Segundo Muelle? ¿Qué lo hace atractivo y diferenciador como propuesta gastronómica para los comensales?
Para responder estas interrogantes, nos adentramos en el corazón de este restaurante, que abrió sus puertas hace pocos meses, y con gran éxito, ha comenzado a escribir su propia historia en suelo venezolano, haciendo resurgir el gusto del caraqueño por la cocina tradicional del Perú.
Cocina gourmet con sello peruano
Segundo Muelle se presenta como un proyecto de cocina típica peruana con dos fusiones: la primera con Asia, principalmente con cocina japonesa y china; y la segunda, con Europa, unida a los sabores del mediterráneo y de Italia. “No somos una cocina súper elaborada o molecular. Ofrecemos comida gourmet respetando los ingredientes y la cultura del Perú. Brindamos la experiencia de degustar los platillos que come el peruano casual. Nuestro menú tiene comida fresca, rica, variada pero autóctona”, dice Raúl Ayala, gerente de operaciones del restaurante.
El experto gastronómico indica que definitivamente los ceviches son la punta de lanza de Segundo Muelle. Es por esto que ocupan un importante espacio dentro de la carta. Pero señala que también hay otros tantos platillos increíbles que hablan de la herencia gastronómica peruana. Tal es el caso del pescado a lo macho, el arroz callao, el suspiro a la limeña y la causa de cangrejo; éste último preparado con pulpa de cangrejo natural, un producto que es traído desde Maracaibo. “Este cangrejo solo se usa para exportación, y nosotros tenemos el privilegio de tenerlo como parte de nuestro menú. Es un producto exclusivo, especial para clientes premium”.
Gusto y predilección por el pisco
Una buena causa de cangrejo o un plato consistente en carne marinada, ya sea de pescado, mariscos o ambos, con aliños cítricos, no estaría completo sin su acompañante. Y hablamos más en concreto de la bebida, del licor, del vino, y obviamente, del pisco.
Ayala dice que en cualquier restaurante el consumo promedio de vino es de 60-40, más tinto que blanco. Sin embargo, por el menú que caracteriza a Segundo Muelle, la relación es al revés. “Hay más consumo de vino blanco, hay más consumo de espumante y vino rosado. Contamos con esos licores y otros más. Aún así, el pisco le lleva mucha ventaja al vino, y es algo que nos sorprende en el comportamiento del cliente venezolano. Al día utilizamos alrededor de 6-7 litros”, revela.
Con el pisco se preparan diversos cócteles, como el famoso pisco sour, un trago creado a base de esta bebida a base de uvas acompañado con zumo de limón, jarabe de goma y claras de huevo. Servido con o sin hielo. “Es un clásico de toda la vida. Lo servimos en Segundo Muelle. Nos identifica. Aquí en Venezuela había dejado de sonar y nosotros decidimos traerlo de vuelta porque también es parte de la gastronomía peruana”, comparte.
Espacios premium, motivos náuticos y marinos
El color azul distingue cada uno de los espacios de Segundo Muelle. De igual forma, elementos náuticos y marinos han sido dispuestos en cada rincón del restaurante creando así una atmósfera que evoca playa y pesca. A diferencia de las sedes que existen en otros países, dice Ayala, la estructura de Altamira es más premium, apunta a un público más alto. “Nuestra ubicación es privilegiada, por eso, debíamos tener una sede igual”, comenta.
Segundo Muelle cuenta con cuatro ambientes de lujo y tiene capacidad para 160 personas sentadas. A nivel de estructura, el restaurante se distingue por la altura de sus techos y sus cúpulas, mismas que son parte de su identidad de marca, al igual que el uso de grandes pantallas en el interior del recinto.
Balcones y terrazas también son parte del lugar al igual que un espacio VIP, dispuesto en la planta baja de Segundo Muelle. El salón privado alberga a 12 personas, quienes pueden disfrutar de un ambiente mucho más exclusivo e íntimo. Todo lo concerniente a la arquitectura, la decoración y el interiorismo ha sido responsabilidad de Alejandra Ochoa, Guiseppe Falcone y Maryesca López. En conjunto se han encargado de darle vida al espacio, generando un excelente resultado. “Quien viene una vez a Segundo Muelle, regresa por más. Esa es la idea. Que el comensal se sienta a gusto y quiera repetir”, concluye.
Coordenadas: Instagram: @segundomuellevzla. Dirección: 4ta Avenida con 5ta Transversal. Altamira, Caracas.