Por Etxenara Mendicoa
El azul es un tono casi obligatorio en el catálogo Tudor, sobre todo cuando se trata de un reloj ganador. El Black Bay Fifty-Eight, que lleva en su nombre el número 58 por el año en que nació su primer reloj hermético hasta 200 metros para submarinismo, se ha convertido en una apuesta revitalizadora para la marca. Tiene muchas razones para convertirse en favorito: es vintage, tiene correas intercambiables, tiene un tamaño que permite entrar en muchos mercados (39 mm) y es una máquina muy confiable.
Este último argumento no suena en el vacío. Dentro del Black Bay Fifty-Eight encontramos el calibre de manufactura MT5402 (recordemos que Tudor tiene calibres propios), y este ostenta una certificación COSC (Control Oficial Suizo de Cronógrafos).
Este mecanismo tiene espiral de silicio, un material que hasta ahora solo ha apuntado ventajas, porque es mucho más ligero que los metales, no le afecta el magnetismo y es muy resistente a corrosión y fricción. Es una decisión más que deseable en un reloj deportivo, aún más si tiene una hermeticidad prestigiosa como el caso de Tudor y una reserva de marcha de 70 horas.
Tudor fue la marca oficial para relojes de submarinismo de la Marina francesa, y de esta gran responsabilidad -y, por ende, gran honor- nace este especial tono bautizado Azul Tudor, que incorporó a los demás modelos de su portafolios. Ahora el Black Bay Fifthy-Eight da un paso más dentro de la casa relojera con su versión Navy Blue, aún más llamativo con la correa de tela a juego.
En relación precio/valor hay muy poco que discutirle. ¿Hay algo que le falte a este reloj para convertirse en un favorito de la profundidad?
Mira el video del Tudor Black Bay Fifty-Eight:
https://www.youtube.com/embed/BxfooSZslXs
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